En octubre de 2016 pudimos oír a Melenas debutando en el pequeño sótano de nuestro Nébula, el lugar donde meses antes había nacido el germen de la banda. Las canciones eran escasas, pero el impacto fue sonado: estábamos ante un cuarteto con mucho carisma armado de deslumbrantes melodías. Y eran esas melodías de lejos lo más impresionante, especialmente viniendo de una debutante, una relativa recién llegada al pop (Oihana Herrera proviene del mundo de la música clásica). En sus sucesivos conciertos y primeras grabaciones las cuatro Melenas desgranaban cada nueva canción con ese excitante apremio propio de quien tiene mucho que decir, multitud de ideas que se desparraman en cada nueva estrofa y estribillo. Por eso hay que celebrar que estas diez canciones hayan capturado la esencia del grupo tan brillantemente, cristalizando la magia espontánea que sólo los debuts pueden llegar a tener, pero con una energía y musicalidad resplandecientes. Las diez canciones de su debut les han hecho ganar comparaciones con grupos como La Luz, The Shop Assistants, Slumber Party, The Go-Betweens, Talulah Gosh o Las Chinas La atención al detalle es sorprendente en un disco en el que aparentemente prima la sencillez pero donde en realidad los arreglos, pequeñas -y grandes- armonías vocales redondean cada canción sacándolas del amateurismo o del temible pop naïf para situarlas en un delicado pop de orfebre que tiene mucho más que ver con el lado más vigoroso del C-86 o con los primeros Go-Betweens. Y uniéndolo todo con verdadero hilo de oro, la voz de Oihana: literal (un timbre y fraseos exquisitos), y figuradamente (su fresca visión del pop y melodías intactas, nuevas). Canciones como ‘Gira’ o ‘Una voz’ son instantáneamente parte del mejor pop del último año, y tan sólo un fragmento de una anda nada verdaderamente deslumbrante de hits en potencia: el reverbcore a ritmo de vals de ‘Una tras otra’, las armonías a lo Slumberparty en la anorak-pop ‘¿Dónde estás?’, los cañonazos de fuzz-farfisa-pop de ‘Sales’ o ‘Cartel de neón’... El indiscutible pop con resonancias afterpunk de ‘Mentiras’, el neo-garage de ‘Volaremos’ (que no desmerecería en un disco de, por ejemplo, La Luz)... la lista es interminable: Talulah Gosh resuenan en ‘Alfajarín’, y el lado menos siniestro de Las Chinas en ‘Tú me haces lo mismo’. Y así podríamos seguir desgranando referencias, elementos del pop de guitarras australiano más contemporáneo (The Goon Sax, The Go-Violets), pero con ecos los 80 (Martha and the Muffins, The Shop Assistants) y de los 90 (The Popguns, Heavenly). Pero seguiría siendo un retrato incompleto: Melenas tienen estilo propio y sus canciones se sostienen por si solas en un alarde de pop atemporal, fresco y a la vez con una impresionante solera. “Melenas” es el producto de una banda construida con trabajo y detalle, donde cada elemento tiene sentido y personalidad, desde las frescas líneas de bajo de Leire o los ácidos teclados de María hasta esas baterías a lo Lindy Morrison de Laura. Un grupo con su propio sonido y universo. Los arreglos, trabajados exquisitamente junto a Guillermo F. Mutiloa en su estudio, adornan unas melodías resplandecientes de por sí con brillantes fuzz, crepitantes phasers, una capacidad espectacular para las armonías y sorprendentes elementos como el canon de voces al final de ‘Una tras otra’. Redondeándolo todo, estas diez canciones contienen una colección de hermosas letras para almas sensibles versos como “Tus flores se pudren si no estás / Ven ya” o “Y en los parques falta el aire / Te lo has llevado tú también ¿verdad?” se cuelan por las rendijas disfrazados de simple pop, y para cuando te has dado cuenta ya han conquistado tu corazón.